Justo en el borde
Un pie adelante y otro atrás. Con mis manos hago equilibrio para no caerme.
Jugar en el borde siempre es peligroso. Realidad e imaginación se enfrentan.
A veces tomo una decisión tentada por la imaginación, hasta que piso en falso y retomo el equilibrio de la realidad. Al voltear, nadie me ha visto tambalearme, así que puedo volver a intentarlo.
Por años he jugado en un borde amplio, lo suficientemente segura como para tomar el control en cualquier momento, nada me tomaría por sorpresa. Pero hoy me he lanzado a caminar en una viga delgada y alejada de la seguridad del piso y…se siente bien.
Se siente tan bien que me incomodé. Pero al notarlo, no bajé de inmediato, sino que me senté en el borde de la viga con cuidado y empecé a analizarla. Estoy segura que si sigo caminando por ahí, llegará el momento en que quiera hacer una pirueta, arriesgar más y eso no puedo permitirlo.
Sin embargo, no me siento lista para bajar, porque esperé mucho tiempo poder subirme a la viga como antes, solo para saber si aún podía dominarla, si mi confianza aún estaba ahí y sentirme poderosa.
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